7 El Satán salió de la presencia de Yahveh, e hirió a Job con una llaga
maligna desde la planta de los pies hasta la coronilla de la cabeza.
8 Job tomó una tejoleta para rascarse, y fue a sentarse entre la basura.
9 Entonces su mujer le dijo: «¿Todavía perseveras en tu entereza?
¡Maldice a Dios y muérete!»
10 Pero él le dijo: «Hablas como una estúpida cualquiera. Si
aceptamos de Dios el bien, ¿no aceptaremos el mal?» En todo esto no pecó
Job con sus labios.
11 Tres amigos de Job se enteraron de todos estos males que le habían
sobrevenido, y vinieron cada uno de su país: Elifaz de Temán, Bildad
de
Súaj y Sofar de Naamat. Y juntos decidieron ir a condolerse y consolarle.
12 Desde lejos alzaron sus ojos y no le reconocieron. Entonces
rompieron a llorar a gritos. Rasgaron sus mantos y se echaron polvo sobre
su cabeza.
13 Luego se sentaron en el suelo junto a él, durante siete días y siete
noches. Y ninguno le dijo una palabra, porque veían que el dolor era muy
grande.