...la Biblia de Jerusalén
Job 21, 1-33
1 Job tomó la palabra y dijo:
2 Escuchad, escuchad mis razones, dadme siquiera este consuelo.
3 Tened paciencia mientras hablo yo, cuando haya hablado, os podréis
burlar.
4 ¿Acaso me quejo yo de un hombre? ¿Por qué entonces no he de ser
impaciente?
5 Volved hacia mí: quedaréis espantados y la mano pondréis en
vuestra boca.
6 Que yo mismo me horrorizo al recordarlo, y mi carne es presa de un
escalofrío.
7 ¿Por qué siguen viviendo los malvados, envejecen y aún crecen en
poder?
8 Su descendencia ante ellos se afianza, sus vástagos se afirman a su
vista.
9 En paz sus casas, nada temen, la vara de Dios no cae sobre ellos.
10 Su toro fecunda sin marrar, sin abortar su vaca pare.
11 Dejan correr a sus niños como ovejas, sus hijos brincan como
ciervos.
12 Cantan con arpa y cítara, al son de la flauta se divierten.
13 Acaban su vida en la ventura, en paz descienden al seol.
14 Y con todo, a Dios decían: «¡Lejos de nosotros, no queremos
conocer tus caminos!
15 ¿Qué es Sadday para que le sirvamos, qué podemos ganar con
aplacarle?»
16 ¿No está en sus propias manos su ventura, aunque el consejo de los
malos quede lejos de Dios?
17 ¿Cuántas veces la lámpara de los malos se apaga, su desgracia
irrumpe sobre ellos, y él reparte dolores en su cólera?
18 ¿Son como paja ante el viento, como tamo que arrebata un
torbellino?
19 ¿Va a guardar Dios para sus hijos su castigo? ¡que le castigue a él,
para que sepa!
20 ¡Vea su ruina con sus propios ojos, beba de la furia de Sadday!
21 ¿Qué le importa la suerte de su casa, después de él, cuando se haya
cortado la cuenta de sus meses?
22 Pero, ¿se enseña a Dios la ciencia? ¡Si es él quien juzga a los seres
más excelsos!
23 Hay quien muere en su pleno vigor, en el colmo de la dicha y de la
paz,
24 repletos de grasa su ijares, bien empapado el meollo de sus huesos.
25 Y hay quien muere, la amargura en el alma, sin haber gustado la
ventura.
26 Juntos luego se acuestan en el polvo, y los gusanos los recubren.
27 ¡Oh, sé muy bien lo que pensáis, las malas ideas que os formáis
sobre mí!
28 «¿Dónde está, os decís, la casa del magnate? ¿dónde la tienda que
habitaban los malos?»
29 ¿No habéis interrogado a los viandantes? ¿no os han pasmado los
casos que refieren?
30 Que el malo es preservado en el día del desastre, en el día de los
furores queda a salvo.
31 Pues, ¿quién le echa en cara su conducta y le da el merecido de su
obras?
32 Cuando es llevado al cementerio, sobre el mausoleo hace vela.
33 Dulces le son los terrones del torrente, y detrás de él desfila todo el
mundo.