...la Biblia de Jerusalén
Job 24, 4-20
4 Los mendigos tienen que retirarse del camino, a una se ocultan los
pobres del país.
5 Como onagros del desierto salen a su tarea, buscando presa desde el
alba, y a la tarde, pan para sus crías.
6 Cosechan en el campo del inicuo, vendimian la viña del malvado.
7 Pasan la noche desnudos, sin vestido, sin cobertor contra el frío.
8 Calados por el turbión de las montañas, faltos de abrigo, se pegan a
la roca.
9 Al huérfano se le arranca del pecho, se toma en prenda al niño del
pobre.
10 Desnudos andan, sin vestido; hambrientos, llevan las gavillas.
11 Pasan el mediodía entre dos paredes, pisan los lagares y no quitan
la sed.
12 Desde la ciudad gimen los que mueren, el herido de muerte pide
auxilio, ¡y Dios sigue sordo a la oración!
13 Otros hay rebeldes a la luz: no reconocen sus caminos
ni
frecuentan sus senderos.
14 Aún no es de día cuando el asesino se levanta para matar al pobre y
al menesteroso. Por la noche merodea el ladrón.
15 El ojo del adúltero el crepúsculo espía: «Ningún ojo - dice - me
divisa», y cubre su rostro con un velo.
16 Las casas perfora en las tinieblas. Durante el día se ocultan los que
no quieren conocer la luz.
17 Para todos ellos la mañana es sombra, porque sufren entonces sus
terrores.
18 No es más que una paja sobre el agua, su hacienda es maldita en el
país, nadie toma el camino de su viña.
19 Como el calor de sequía arrebata el agua de nieve, así el seol al que
ha pecado.
20 El seno que le formó se olvida de él, y su nombre no se recuerda
más. Así la iniquidad es desgajada como un árbol.