...la Biblia de Jerusalén
Job 29, 10-12
10 La voz de los jefes se ahogaba, su lengua se pegaba al paladar.
11 Oído que lo oía me llamaba feliz, ojo que lo veía se hacía mi
testigo.
12 Pues yo libraba al pobre que clamaba, y al huérfano que no tenía
valedor.