...la Biblia de Jerusalén
Job 29, 12-25
12 Pues yo libraba al pobre que clamaba, y al huérfano que no tenía
valedor.
13 La bendición del moribundo subía hacia mí, el corazón de la viuda
yo alegraba.
14 Me había puesto la justicia, y ella me revestía, como manto y
turbante, mi derecho.
15 Era yo los ojos del ciego y del cojo los pies.
16 Era el padre de los pobres, la causa del desconocido examinaba.
17 Quebraba los colmillos del inicuo, de entre sus dientes arrancaba su
presa.
18 Y me decía: «Anciano moriré, como la arena aumentaré mis días.
19 Mi raíz está franca a las aguas, el rocío se posa de noche en
mi
ramaje.
20 Mi gloria será siempre nueva en mí, y en mi mano mi arco
renovará su fuerza.
21 Me escuchaban ellos con expectación, callaban para oír mi consejo.
22 Después de hablar yo, no replicaban, y sobre ellos mi palabra caía
gota a gota.
23 Me esperaban lo mismo que a la lluvia, abrían su boca como a
lluvia tardía.
24 Si yo les sonreía, no querían creerlo, y la luz de mi rostro no
dejaban perderse.
25 Les indicaba el camino y me ponía al frente, me asentaba como un
rey en medio de su tropa, y por doquier les guiaba a mi gusto.