...la Biblia de Jerusalén
Job 3, 10-26
10 Porque no me cerró las puertas del vientre donde estaba, ni ocultó a
mis ojos el dolor.
11 ¿Por qué no morí cuando salí del seno, o no expiré al salir del
vientre?
12 ¿Por qué me acogieron dos rodillas? ¿por qué hubo dos pechos
para que mamara?
13 Pues ahora descansaría tranquilo, dormiría ya en paz,
14 con los reyes y los notables de la tierra, que se construyen
soledades;
15 o con los príncipes que poseen oro y llenan de plata sus moradas.
16 O ni habría existido, como aborto ocultado, como los fetos que no
vieron la luz.
17 Allí acaba la agitación de los malvados, allí descansan
los
exhaustos.
18 También están tranquilos los cautivos, sin oír más la voz del
capataz.
19 Chicos y grandes son allí lo mismo, y el esclavo se ve libre de su
dueño.
20 ¿Para qué dar la luz a un desdichado, la vida a los que tienen
amargada el alma,
21 a los que ansían la muerte que no llega y excavan en su búsqueda
más que por un tesoro,
22 a los que se alegran ante el túmulo y exultan cuando alcanzan la
tumba,
23 a un hombre que ve cerrado su camino, y a quien Dios tiene
cercado?
24 Como alimento viene mi suspiro, como el agua se derraman mis
lamentos.
25 Porque si de algo tengo miedo, me acaece, y me sucede lo que
temo.
26 No hay para mí tranquilidad ni calma, no hay reposo: turbación es
lo que llega.