...la Biblia de Jerusalén
Job 3, 3-16
3 ¡Perezca el día en que nací, y la noche que dijo: «Un varón ha sido
concebido!»
4 El día aquel hágase tinieblas, no lo requiera Dios desde lo alto, ni
brille sobre él la luz.
5 Lo reclamen tinieblas y sombras, un nublado se cierna sobre él, lo
estremezca un eclipse.
6 Sí, la oscuridad de él se apodere, no se añada a los días del año, ni
entre en la cuenta de los meses.
7 Y aquella noche hágase inerte, impenetrable a los clamores de
alegría.
8 Maldíganla los que maldicen el día, los dispuestos a despertar a
Leviatán.
9 Sean tinieblas las estrellas de su aurora, la luz espere en vano, y no
vea los párpados del alba.
10 Porque no me cerró las puertas del vientre donde estaba, ni ocultó a
mis ojos el dolor.
11 ¿Por qué no morí cuando salí del seno, o no expiré al salir del
vientre?
12 ¿Por qué me acogieron dos rodillas? ¿por qué hubo dos pechos
para que mamara?
13 Pues ahora descansaría tranquilo, dormiría ya en paz,
14 con los reyes y los notables de la tierra, que se construyen
soledades;
15 o con los príncipes que poseen oro y llenan de plata sus moradas.
16 O ni habría existido, como aborto ocultado, como los fetos que no
vieron la luz.