...la Biblia de Jerusalén
Job 31, 28-37
28 También hubiera sido una falta criminal, por haber renegado del
Dios de lo alto.
29 ¿Del infortunio de mi enemigo me alegré, me gocé de que el mal le
alcanzara?
30 ¡Yo que no permitía a mi lengua pecar reclamando su vida con una
maldición!
31 ¿No decían las gentes de mi tienda: «¿Hay alguien que no se haya
hartado con su carne?»
32 El forastero no pernoctaba a la intemperie, tenía abierta mi puerta
al caminante.
33 ¿He disimulado mis culpas a los hombres, ocultando en mi seno mi
pecado,
34 porque temiera el rumor público, o el desprecio de las gentes me
asustara, hasta quedar callado sin atreverme a salir mi puerta?
35 ¡Oh! ¿quién hará que se me escuche? Esta es mi última palabra:
¡respóndame Sadday! El libelo que haya escrito mi adversario
36 pienso llevarlo sobre mis espaldas, ceñírmelo igual que una
diadema.
37 Del número de mis pasos voy a rendirle cuentas, como un príncipe
me llegaré hasta él.