4 Mientras hablaban ellos con Job, Elihú se había mantenido a la
expectativa, porque eran más viejos que él.
5 Pero cuando vio que en la boca de los tres hombres ya no quedaba
respuesta, montó en cólera.
6 Tomó, pues, la palabra Elihú, hijo de Barakel el buzita, y dijo: Soy
pequeño en edad, y vosotros sois viejos; por eso tenía miedo, me asustaba el
declararos mi saber.
7 Me decía yo: «Hablará la edad, los muchos años enseñarán
sabiduría.»
8 Pero en verdad, es un soplo en el hombre, es el espíritu de Sadday lo
que hace inteligente.
9 No son sabios los que están llenos de años, ni los viejos quienes
comprenden lo que es justo.
10 Por eso he dicho: Escuchadme, voy a declarar también yo mi saber.
11 Hasta ahora vuestras razones esperaba, prestaba oído a vuestros
argumentos; mientras tratabais de buscar vocablos,
12 tenía puesta en vosotros mi atención. Y veo que ninguno a Job da
réplica, nadie de entre vosotros a sus dichos responde.
13 No digáis, pues: «Hemos hallado la sabiduría; nos instruye Dios,
no un hombre.»
14 No hilaré yo palabras como ésas, no le replicaré en vuestros
términos.