...la Biblia de Jerusalén
Job 36, 15-28
15 El salva al pobre por su misma pobreza, por la miseria el oído le
16 También a ti te arrancará de las fauces de la angustia. Antes
gozabas de abundancia sin límites, la grasa desbordaba de tu mesa.
17 Mas no hacías justicia de los malos, defraudabas el derecho del
huérfano.
18 Procura, pues, que no te seduzca la abundancia, ni el copioso
soborno te extravíe.
19 Haz comparecer al rico como al que nada tiene, al débil como al
poderoso.
20 No aplastes a aquellos que te son extraños, para encumbrar en su
puesto a tus parientes.
21 Guárdate de inclinarte hacia la iniquidad, que por eso te ha probado
la aflicción.
22 Mira, Dios es sublime por su fuerza, ¿quién es maestro como él?
23 ¿Quién le señaló el camino a seguir? ¿quién le diría: «Has hecho
mal»?
24 Acuérdate más bien de ensalzar su obra, que han cantado los
hombres.
25 Todo hombre la contempla, el hombre la mira desde lejos.
26 Sí, Dios es grande y no le comprendemos, el número de sus años es
incalculable.
27 El atrae las gotas de agua, pulveriza la lluvia en su vapor,
28 que luego derraman las nubes, la destilan sobre la turba humana.