...la Biblia de Jerusalén
Job 38, 8-39
8 ¿Quién encerró el mar con doble puerta, cuando del seno materno
salía borbotando;
9 cuando le puse una nube por vestido y del nubarrón hice sus pañales;
10 cuando le tracé sus linderos y coloqué puertas y cerrojos?
11 «¡Llegarás hasta aquí, no más allá - le dije -, aquí se romperá el
orgullo de tus olas!»
12 ¿Has mandado, una vez en tu vida, a la mañana, has asignado a la
aurora su lugar,
13 para que agarre a la tierra por los bordes y de ella sacuda a
los
malvados?
14 Ella se trueca en arcilla de sello, se tiñe lo mismo que un vestido.
15 Se quita entonces su luz a los malvados, y queda roto el brazo que
se alzaba.
16 ¿Has penetrado hasta las fuentes del mar? ¿has circulado por el
fondo del Abismo?
17 ¿Se te han mostrado las puertas de la Muerte? ¿has visto las puertas
del país de la Sombra?
18 ¿Has calculado las anchuras de la tierra? Cuenta, si es que sabes,
todo esto.
19 ¿Por dónde se va a la morada de la luz? y las tinieblas, ¿dónde
tienen su sitio?,
20 para que puedas llevarlas a su término, guiarlas por los senderos de
su casa.
21 Si lo sabes, ¡es que ya habías nacido entonces, y bien larga es la
cuenta de tus días!
22 ¿Has llegado a los depósitos de nieve? ¿Has visto las reservas de
granizo,
23 que yo guardo para el tiempo de angustia, para el día de batalla y
de combate?
24 ¿Por qué camino se reparte la luz, o se despliega el solano por la
tierra?
25 ¿Quién abre un canal al aguacero, a los giros de los truenos un
camino,
26 para llover sobre tierra sin hombre, sobre el desierto donde no hay
un alma,
27 para abrevar a las soledades desoladas y hacer brotar en la estepa
hierba verde?
28 ¿Tiene padre la lluvia? ¿quién engendra las gotas de rocío?
29 ¿De qué seno sale el hielo? ¿quién da a luz la escarcha del cielo,
30 cuando las aguas se aglutinan como piedra y se congela la
superficie del abismo?
31 ¿Puedes tú anudar los lazos de las Pléyades o desatar las cuerdas de
Orión?
32 ¿Haces salir la Corona a su tiempo? ¿conduces a la Osa con sus
crías?
33 ¿Conoces las leyes de los Cielos? ¿aplicas su fuero en la tierra?
34 ¿Levantas tu voz hasta las nubes?, la masa de las aguas, ¿te
obedece?
35 A tu orden, ¿los relámpagos parten, diciéndote: «Aquí estamos»?
36 ¿Quién puso en el ibis la sabiduría? ¿quién dio al
gallo
inteligencia?
37 ¿Quién tiene pericia para contar las nubes? ¿quién inclina los odres
de los cielos,
38 cuando se aglutina el polvo en una masa y los terrones se pegan
entre sí?
39 ¿Cazas tú acaso la presa a la leona? ¿calmas el hambre de los
leoncillos,