Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

Job 39, 4-28

4 Y cuando ya sus crías se hacen fuertes y grandes, salen al desierto y
no vuelven más a ellas.

5 ¿Quién dejó al onagro en libertad y soltó las amarras del asno
salvaje?

6 Yo le he dado la estepa por morada, por mansión la tierra salitrosa.
7 Se ríe del tumulto de las ciudades, no oye los gritos del arriero;

8 explora las montañas, pasto suyo, en busca de toda hierba verde.

9 ¿Querrá acaso servirte el buey salvaje, pasar la noche junto a tu
pesebre?

10 ¿Atarás a su cuello la coyunda? ¿rastrillará los surcos tras de ti?
11 ¿Puedes fiarte de él por su gran fuerza? ¿le confiarás tu menester?

12 ¿Estás seguro de que vuelva, de que en tu era allegue el grano?

13 El ala del avestruz, ¿se puede comparar al plumaje de la cigüeña y
del halcón?

14 Ella en tierra abandona sus huevos, en el suelo los deja calentarse;
15 se olvida de que puede aplastarlos algún pie, o cascarlos una fiera

salvaje.

16 Dura para sus hijos cual si no fueran suyos, por un afán inútil no se
inquieta.


crin?

17 Es que Dios la privó de sabiduría, y no le dotó de inteligencia.

18 Pero en cuanto se alza y se remonta, se ríe del caballo y su jinete.
19 ¿Das tú al caballo la bravura? ¿revistes su cuello de tremolante

20 ¿Le haces brincar como langosta? ¡Terror infunde su relincho

altanero!

21 Piafa de júbilo en el valle, con brío se lanza al encuentro de
las
armas.

22 Se ríe del miedo y de nada se asusta, no retrocede ante la espada.
23 Va resonando sobre él la aljaba, la llama de la lanza y el dardo.

24 Hirviendo de impaciencia la tierra devora, no se contiene cuando
suena la trompeta.

25 A cada toque de trompeta dice: «¡Aah!» olfatea de lejos el
combate, las voces de mando y los clamores.

26 ¿Acaso por tu acuerdo el halcón emprende el vuelo, despliega sus
alas hacia el sur?

27 ¿Por orden tuya se remonta el águila y coloca su nido en las
alturas?

28 Pone en la roca su mansión nocturna, su fortaleza en un picacho.