Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

Job 4, 3-21

3 Mira, tú dabas lección a mucha gente, infundías vigor a las manos
caídas;

4 tus razones sostenían al que vacilaba, robustecías las
rodillas
endebles.

5 Y ahora que otro tanto te toca, te deprimes, te alcanza el golpe a ti, y
todo te turbas.

6 ¿No es tu confianza la piedad, y tu esperanza tu
conducta
intachable?

7 ¡Recuerda! ¿Qué inocente jamás ha perecido? ¿dónde han sido los
justos extirpados?

8 Así lo he visto: los que labran maldad y siembran vejación, eso
cosechan.

9 Bajo el aliento de Dios perecen éstos, desaparecen al soplo de su ira.
10 Ruge el león, brama la leona, mas los dientes de los leoncillos

quedan rotos.

11 Perece el león falto de presa, y los cachorros de la leona se
dispersan.

12 A mí se me ha dicho furtivamente una palabra, mi oído ha
percibido su susurro.

13 En las pesadillas por las visiones de la noche, cuando a los
hombres el letargo invade,

14 un temblor me entró, un escalofrío, que estremeció todos mis
huesos...

15 Se escurre un soplo por mi rostro, eriza los pelos de mi carne.

16 Alguien surge... no puedo reconocer su cara; una imagen delante de
mis ojos. Silencio..., después oigo una voz:

17 «¿Es justo ante Dios algún mortal? ¿ante su Hacedor es puro un
hombre?

18 Si no se fía de sus mismos servidores, y aun a sus ángeles achaca
desvarío,

19 ¡cuánto más a los que habitan estas casas de arcilla, ellas mismas
hincadas en el polvo! Se les aplasta como a una polilla;

20 de la noche a la mañana quedan pulverizados. Para siempre
perecen sin advertirlo nadie;

21 se les arranca la cuerda de su tienda, y mueren privados de
sabiduría.»