...la Biblia de Jerusalén
Job 5, 4-18
4 ¡Estén sus hijos lejos de toda salvación, sin defensor hollados en la
Puerta!
5 Su cosecha la devora un hambriento, pues Dios se la quita de los
dientes, y los sedientos absorben su fortuna.
6 No, no brota la iniquidad el polvo, ni germina del suelo la aflicción.
7 Es el hombre quien la aflicción engendra, como levantan el vuelo
los hijos del relámpago.
8 Yo por mí a Dios recurriría, expondría a Dios mi causa.
9 El es autor de obras grandiosas e insondables, de maravillas sin
número.
10 El derrama la lluvia sobre la haz de la tierra, y envía las aguas a los
campos.
11 Para poner en alto a los postrados, y que los míseros a la salud se
eleven,
12 las tramas de los astutos desbarata, y sus manos no logran sus
intrigas.
13 Prende a los sabios en su astucia, el consejo de los sagaces se hace
ciego.
14 En pleno día tropiezan con tinieblas, a mediodía van a tientas cual
si fuese de noche.
15 El salva al arruinado de sus fauces y al indigente de las manos del
violento.
16 Así el débil renace a la esperanza, y cierra su boca la injusticia.
17 ¡Oh sí, feliz el hombre a quien corrige Dios! ¡No desprecies, pues,
la lección de Sadday!
18 Pues él es el que hiere y el que venda la herida, el que llaga y luego
cura con su mano;