13 Desgarrad vuestro corazón y no vuestros vestidos, volved a Yahveh
vuestro Dios, porque él es clemente y compasivo, tardo a la cólera, rico en
amor, y se ablanda ante la desgracia.
14 ¡Quién sabe si volverá y se ablandará, y dejará tras sí una
bendición, oblación y libación a Yahveh vuestro Dios!
15 ¡Tocad el cuerno en Sión, promulgad un ayuno, llamad a concejo,
16 congregad al pueblo, convocad la asamblea, reunid a los ancianos,
congregad a los pequeños y a los niños de pecho! Deje el recién casado su
alcoba y la recién casada su tálamo.
17 Entre el vestíbulo y el altar lloren los sacerdotes, ministros de
Yahveh, y digan: «¡Perdona, Yahveh, a tu pueblo, y no entregues tu
heredad al oprobio a la irrisión de las naciones! ¿Por qué se ha
de decir
entre los pueblos: ¿Dónde está su Dios?»
18 Y Yahveh se llenó de celo por su tierra, y tuvo piedad de su pueblo.
19 Respondió Yahveh y dijo a su pueblo: «He aquí que yo os envío
grano, mosto y aceite virgen: os hartaréis de ello, y no os entregaré más al
oprobio de las naciones.
20 Al que viene del Norte le alejaré de vosotros, y le echaré hacia una
tierra de aridez y desolación: su vanguardia hacia el mar oriental, hacia el
mar occidental su retaguardia. Y subirá su hedor, y subirá su
fetidez».
(¡Porque él hace grandezas!)
21 No temas, suelo, jubila y regocíjate, porque Yahveh hace
grandezas.
22 No temáis, bestias del campo, porque ya reverdecen los pastizales
del desierto, los árboles producen su fruto, la higuera y la vid
dan su
riqueza.
23 ¡Hijos de Sión, jubilad, alegraos en Yahveh vuestro Dios! Porque
él os da la lluvia de otoño, con justa medida, y hace caer para
vosotros
aguacero de otoño y primavera como antaño.
24 Las eras se llenarán de trigo puro, de mosto y aceite virgen los
lagares rebosarán.
25 «Yo os compensaré de los años en que os devoraron la langosta y
el pulgón, el saltón y la oruga, mi gran ejército, que contra vosotros envié.»
26 Comeréis en abundancia hasta hartaros, y alabaréis el nombre de
Yahveh vuestro Dios, que hizo con vosotros maravillas. (¡Mi pueblo no será
confundido jamás!)
27 «Y sabréis que en medio de Israel estoy yo, ¡yo, Yahveh, vuestro
Dios, y no hay otro! ¡Y mi pueblo no será confundido jamás!»