9 Publicad esto entre las naciones: ¡Proclamad la guerra, incitad a los
bravos! ¡Que avancen y suban todos los hombres de guerra!
10 Forjad espadas de vuestros azadones y lanzad de vuestras
podaderas; y diga el débil: «¡Soy un bravo!»
11 ¡Daos prisa, venid, naciones todas circundantes, y congregaos allá!
(¡Haz bajar, Yahveh, a tus bravos!)
12 «¡Despiértense y suban las naciones al Valle de Josafat! Que allí
me sentaré yo para juzgar a todas las naciones circundantes.
13 Meted la hoz, porque la mies está madura; venid, pisad, que el
lagar está lleno, y las cavas rebosan, tan grande es su maldad.»
14 ¡Multitudes y multitudes en el Valle de la Decisión! Porque está
cerca el Día de Yahveh, en el Valle de la Decisión.
15 El sol y la luna se oscurecen, las estrellas retraen su fulgor.
16 Ruge Yahveh desde Sión, desde Jerusalén da su voz: ¡el cielo y la
tierra se estremecen! Mas Yahveh será un refugio para su pueblo, una
fortaleza para los hijos de Israel.
17 «Sabréis entonces que yo soy Yahveh vuestro Dios, que habito en
Sión, mi monte santo. Santa será Jerusalén, y los extranjeros no
pasarán
más por ella.»
18 Sucederá aquel día que los montes destilarán vino y las colinas
fluirán leche; por todas las torrenteras de Judá fluirán las aguas;
y una
fuente manará de la Casa de Yahveh que regará el valle de las Acacias.
19 Egipto quedará hecho una desolación, Edom un desierto desolado,
por su violencia contra los hijos de Judá, por haber derramado sangre
inocente en su tierra.
20 Pero Judá será habitada para siempre, y Jerusalén de edad en edad.