3 Jonás se levantó y fue a Nínive conforme a la palabra de Yahveh.
Nínive era una ciudad grandísima, de un recorrido de tres días.
4 Jonás comenzó a adentrarse en la ciudad, e hizo un día de camino
proclamando: «Dentro de cuarenta días Nínive será destruida.»
5 Los ninivitas creyeron en Dios: ordenaron un ayuno y se vistieron de
sayal desde el mayor al menor.
6 La palabra llegó hasta el rey de Nínive, que se levantó de su trono,
se quitó su manto, se cubrió de sayal y se sentó en la ceniza.
7 Luego mandó pregonar y decir en Nínive: «Por mandato del rey y de
sus grandes, que hombres y bestias, ganado mayor y menor, no prueben
bocado ni pasten ni beban agua.
8 Que se cubran de sayal y clamen a Dios con fuerza; que cada uno se
convierta de su mala conducta y de la violencia que hay en sus manos.
9 ¡Quién sabe! Quizás vuelva Dios y se arrepienta, se vuelva del ardor
de su cólera, y no perezcamos.»
10 Vio Dios lo que hacían, cómo se convirtieron de su mala conducta,
y se arrepintió Dios del mal que había determinado hacerles, y no lo hizo.