7 Luego mandó pregonar y decir en Nínive: «Por mandato del rey y de
sus grandes, que hombres y bestias, ganado mayor y menor, no prueben
bocado ni pasten ni beban agua.
8 Que se cubran de sayal y clamen a Dios con fuerza; que cada uno se
convierta de su mala conducta y de la violencia que hay en sus manos.
9 ¡Quién sabe! Quizás vuelva Dios y se arrepienta, se vuelva del ardor
de su cólera, y no perezcamos.»