25 «No tengáis miedo - les dijo Josué - ni os desaniméis; sed valientes
y decididos, porque así hará Yahveh con todos los enemigos con quienes
tenéis que combatir.»
26 Acto seguido, Josué los hirió, les dio muerte y los hizo colgar de
cinco árboles, de los que quedaron colgados hasta la tarde.
27 A la hora de la puesta del sol, a una orden de Josué, los
descolgaron de los árboles y los arrojaron a la cueva en que se
habían
escondido, y echaron unas piedras grandes a la boca de la cueva: allí están
todavía hoy.
28 El mismo día Josué tomó Maquedá y la pasó a filo de espada, a ella
y a su rey: los consagró al anatema con todos los seres vivientes que había
en ella. No dejó escapar a nadie, e hizo con el rey de Maquedá como había
hecho con el rey de Jericó.