8 Y Yahveh dijo a Josué: «No les temas, porque los he puesto en tus
manos; ninguno de ellos te podrá resistir.»
9 Josué cayó sobre ellos de improviso, tras haber caminado toda la
noche desde Guilgal.
10 Yahveh los puso en fuga delante de Israel y les causó una gran
derrota en Gabaón: los persiguió por el camino de la subida de Bet Jorón, y
los batió hasta Azecá (y hasta Maquedá).
11 Mientras huían ante Israel por la bajada de Bet Jorón, Yahveh
lanzó del cielo sobre ellos hasta Azecá grandes piedras, y murieron.
Y
fueron más los que murieron por las piedras que los que mataron los
israelitas a filo de espada.
12 Entonces habló Josué a Yahveh, el día que Yahveh entregó al
amorreo en manos de los israelitas, a los ojos de Israel y dijo: «Deténte, sol,
en Gabaón, y tú, luna, en el valle de Ayyalón.»
13 Y el sol se detuvo y la luna se paró hasta que el pueblo se vengó de
sus enemigos. ¿ No está esto escrito en el libre del Justo? El sol se paró en
medio del cielo y no tuvo prisa en ponerse como un día entero.
14 No hubo día semejante ni antes ni después, en que obedeciera
Yahveh a la voz de un hombre. Es que Yahveh combatía por Israel.