19 no hubo ciudad que hiciera paz con los israelitas, excepto los jivitas
que vivían en Gabaón: de todas se apoderaron por la fuerza.
20 Porque de Yahveh provenía el endurecer su corazón para combatir
a Israel, para ser así consagradas al anatema sin remisión y para
ser
exterminadas, como había mandado Yahveh a Moisés.
21 Por entonces fue Josué y exterminó a los anaquitas de la Montaña,
de Hebrón, de Debir, de Anab, de toda la montaña de Judá y de
toda la
montaña de Israel: los consagró al anatema con sus ciudades.
22 No quedó un anaquita en el país de los israelitas; sólo quedaron en
Gaza, Gad y Asdod.