5 luego el país de los guiblitas con todo el Líbano hacia la salida del
sol, desde Baal Gad, al pie del monte Hermón, hasta la Entrada de Jamat.
6 «Yo arrojaré de la presencia de los israelitas a todos los habitantes
de la montaña, desde el Líbano hasta Misrefot al occidente: a todos
los
sidonios. Tú solamente reparte por suertes la tierra como heredad entre los
israelitas, según te he ordenado.
7 Reparte ya esta tierra como heredad entre las nueve tribus y la media
tribu de Manasés: se la darás desde el Jordán hasta el mar Grande
de
occidente; el mar Grande será su límite.»
8 La otra media tribu de Manasés, junto con los rubenitas y los
gaditas, había recibido ya la parte de la heredad que Moisés les había dado
al lado oriental del Jordán, como Moisés, siervo de Yahveh, les había dado:
9 la tierra desde Aroer, que está a orillas del torrente Arnón, y
la
ciudad que está en medio de la vaguada: y toda la llanura desde
Medbá
hasta Dibón;
10 todas las ciudades de Sijón, rey de los amorreos, que había reinado
en Jesbón, hasta la frontera de los ammonitas.
11 Además, Galaad y el territorio de los guesuritas y los maakatitas
con toda la montaña del Hermón y todo Basán hasta Salká;
12 y dentro de Basán todo el reino de Og, que había reinado en
Astarot y en Edreí, y era último residuo de los Refaím. Moisés los
había
batido y desposeído.
13 Pero los israelitas no desposeyeron ni a los guesuritas ni a los
maakatitas, de manera que Guesur y Maaká siguen todavía hoy habitando
en medio de Israel.
14 La tribu de Leví fue la única a la que no se dio heredad: Yahveh,
Dios de Israel, fue su heredad, como se lo había dicho.