9 El límite bajaba por el torrente de Caná; al sur del torrente estaban
las ciudades de Efraím, además de las que tenía Efraím entre las ciudades
de Manasés, y el territorio de Manasés estaba al norte del torrente, e iba a
salir al mar.
10 Lo del sur era de Efraím y lo del norte de Manasés, y el mar era su
frontera; lindaban con Aser al norte y con Isacar al este.
11 Manasés tenía, en Isacar y en Aser, Bet Seán y sus filiales,
Yibleam y sus filiales, los habitantes de Dor y sus filiales, los habitantes de
Tanak y Meguiddó y sus filiales, y un tercio de Néfet.
12 Los hijos de Manasés no pudieron apoderarse de estas ciudades y
los cananeos lograron mantenerse en aquel país.
13 Pero, cuando los israelitas se hicieron más fuertes, sometieron a los
cananeos a servidumbre, aunque no llegaron a expulsarlos.
14 Los hijos de José se dirigieron a Josué y le dijeron: «¿Por qué no
me has asignado en heredad más que una suerte, una sola porción, siendo
tan numeroso como soy porque Yahveh me ha bendecido?»
15 Josué respondió: «Si eres un pueblo tan numeroso sube a los
bosques y corta para ti el de la región de los perizitas y de los refaítas, pues
la montaña de Efraím es demasiado estrecha para ti.»
16 Los hijos de José respondieron: «La montaña no nos basta, y todos
los cananeos que habitan en el llano tienen carros de hierro, lo mismo los de
Bet Seán y sus filiales que los de la llanura de Yizreel.»
17 Josué dijo a la casa de José, a Efraím y a Manasés: «Eres un pueblo
grande y tienes mucha fuerza; no tendrás sólo una parte,
18 sino que tendrás también la montaña; está cubierta de bosques pero
tú la talarás y serás tuya la región resultante; y expulsarás al
cananeo,
aunque tiene carros de hierro y es muy fuerte.»