Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

Josué 6, 10-25

10 Josué había dado esta orden al pueblo: «No gritéis, ni dejéis oír
vuestras voces (que no salga ni una palabra de vuestra boca) hasta el día en
que yo os diga: “Gritad.” Entonces gritaréis.»

11 Hizo que el arca de Yahveh diera la vuelta a la ciudad (rodeándola
una vez); luego volvieron al campamento, donde pasaron la noche.

12 Josué se levantó de mañana y los sacerdotes tomaron el arca de
Yahveh.

13 Siete sacerdotes, llevando las siete trompetas de cuerno de carnero
delante del arca de Yahveh, iban caminando y tocando las trompetas según
caminaban. La vanguardia iba delante de ellos y la retaguardia detrás
del
arca de Yahveh, desfilando al son de las trompetas.

14 Dieron (el segundo día) una vuelta a la ciudad y volvieron al
campamento. Se hizo lo mismo los seis días.


15 El séptimo día, se levantaron con el alba y dieron la vuelta a
la
ciudad (según el mismo rito) siete veces. (Sólo aquel día dieron la vuelta a
la ciudad siete veces.)

16 La séptima vez, los sacerdotes tocaron la trompeta y Josué dijo al
pueblo: «¡Lanzad el grito de guerra, porque Yahveh os ha entregado la
ciudad!»

17 «La ciudad será consagrada como anatema a Yahveh con todo lo
que haya en ella; únicamente, Rajab, la prostituta, quedará con vida,
así
como todos los que están con ella en su casa, por haber ocultado a
los
emisarios que enviamos.

18 Pero vosotros guardaos del anatema, no vayáis a quedaros, llevados
de la codicia, con algo de lo que es anatema, porque convertiríais
en
anatema todo el campamento de Israel y le acarrearíais la desgracia.

19 Toda la plata y todo el oro, todos los objetos de bronce y de hierro,
están consagrados a Yahveh: ingresarán en su tesoro.»

20 El pueblo clamó y se tocaron las trompetas. Al escuchar el pueblo
la voz de la trompeta, prorrumpió en gran clamor, y el muro se vino abajo.
La gente escaló la ciudad, cada uno frente a sí, y se apoderaron de ella.

21 Consagraron al anatema todo lo que había en la ciudad, hombres y
mujeres, jóvenes y viejos, bueyes, ovejas y asnos, a filo de espada.

22 Josué dijo a los dos hombres que habían explorado el país: «Entrad
en la casa de la prostituta y haced salir de ella a esa mujer con
todos los
suyos, como se lo habéis jurado.»

23 Los jóvenes espías fueron e hicieron salir a Rajab, a su padre, a su
madre, a sus hermanos y a todos los suyos. También hicieron salir a todos
los de su familia y los pusieron a salvo, fuera del campamento de Israel.

24 Prendieron fuego a la ciudad con todo lo que contenía. Sólo la
plata, el oro y los objetos de bronce y de hierro los depositaron el tesoro de
la casa de Yahveh.

25 Pero a Rajab, la prostituta, así como a la casa de su padre y a todos
los suyos, Josué los conservó con vida. Ella se quedó en Israel hasta el día
de hoy, por haber escondido a los emisarios que Josué había enviado
a
explorar Jericó.