16 La séptima vez, los sacerdotes tocaron la trompeta y Josué dijo al
pueblo: «¡Lanzad el grito de guerra, porque Yahveh os ha entregado la
ciudad!»
17 «La ciudad será consagrada como anatema a Yahveh con todo lo
que haya en ella; únicamente, Rajab, la prostituta, quedará con vida,
así
como todos los que están con ella en su casa, por haber ocultado a
los
emisarios que enviamos.
18 Pero vosotros guardaos del anatema, no vayáis a quedaros, llevados
de la codicia, con algo de lo que es anatema, porque convertiríais
en
anatema todo el campamento de Israel y le acarrearíais la desgracia.
19 Toda la plata y todo el oro, todos los objetos de bronce y de hierro,
están consagrados a Yahveh: ingresarán en su tesoro.»