Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

Josué 7, 2-13

2 Josué envió de Jericó a Ay, que está (junto a Bet Avén) al oriente de
Betel, unos hombres, diciéndoles: «Subid a explorar el país.» Los hombres
subieron y exploraron Ay.

3 Volvieron donde Josué y le dijeron: «Que no suba toda la gente;
para atacar a Ay basta con que suban dos o 3.000 hombres. No molestes a
toda la gente haciéndoles subir hasta allí, porque ellos son pocos.»

4 Subieron a Ay unos 3.000 hombres del pueblo, pero tuvieron que
huir ante los hombres de Ay.

5 Los hombres de Ay les mataron como unos 36 hombres y los
persiguieron más allá de la puerta hasta Sebarim, batiéndolos en la bajada.
Entonces desfalleció el corazón del pueblo y se derritió como agua.

6 Josué desgarró sus vestidos, se postró rostro en tierra delante del
arca de Yahveh hasta la tarde, junto con los ancianos de Israel, y
todos
esparcieron polvo sobre sus cabezas.

7 Dijo Josué: «¡Ah, Señor Yahveh! ¿Por qué has hecho pasar el
Jordán a este pueblo, para entregarnos en manos de los amorreos y
destruirnos? ¡Ojalá nos hubiésemos empeñado en establecernos al otro lado
del Jordán!

8 ¡Perdón, Señor! ¿Qué puedo decir ahora que Israel ha vuelto la
espalda a sus enemigos?

9 Se enterarán los cananeos y todos los habitantes del país: se aliarán
contra nosotros y borrarán nuestro nombre de la tierra. ¿Que harás tú
entonces por tu gran nombre?»

10 Yahveh respondió a Josué: «¡Arriba! ¡Vamos! ¿Por qué te estás así
rostro en tierra?

11 Israel ha pecado, también ha violado la alianza que yo le había
impuesto. Y hasta se han quedado con algo del anatema, y lo han robado, y
lo han escondido y lo han puesto entre sus utensilios.

12 Los israelitas no podrán sostenerse ante sus enemigos; volverán la
espalda ante sus enemigos, porque se han convertido en anatema. Yo no
estaré ya con vosotros, si no hacéis desaparecer el anatema de en medio de
vosotros.

13 Levántate, purifica al pueblo y diles: Purificaos para mañana,
porque así dice Yahveh, el Dios de Israel: El anatema está dentro
de ti,
Israel; no podrás mantenerte delante de tus enemigos hasta que extirpéis el
anatema de entre vosotros.