15 Josué y todo Israel se hicieron los derrotados por ellos y huyeron
camino del desierto.
16 Toda la gente que estaba en la ciudad se puso a dar grandes
alaridos saliendo tras ellos y al perseguir a Josué, se alejaron de la ciudad.
17 No quedó un solo hombre en Ay (ni en Betel) que no saliera en
persecución de Israel. Y dejaron la ciudad abierta por perseguir a Israel.
18 Yahveh dijo entonces a Josué: «Tiende hacia Ay el dardo que
tienes en tu mano porque en tu mano te la entrego.» Josué tendió el dardo
que tenía en la mano hacia la ciudad.
19 Tan pronto como extendió la mano, los emboscados surgieron
rápidamente de su puesto, corrieron y entraron en la ciudad, se apoderaron
de ella y a toda prisa la incendiaron.
20 Cuando los hombres de Ay volvieron la vista atrás y vieron la
humareda que subía de la ciudad hacia el cielo, no tuvieron fuerza para huir
por un lado o por otro. El pueblo que iba huyendo hacia el
desierto se
volvió contra los perseguidores.
21 Viendo Josué y todo Israel que los emboscados habían tomado la
ciudad y que subía de ella una humareda, se volvieron y batieron a
los
hombres de Ay.
22 Los otros salieron de la ciudad a su encuentro, de modo que los
hombres de Ay se encontraron en medio de los israelitas, unos por un lado y
otros por otro. Estos los derrotaron hasta que no quedó superviviente
ni
fugitivo.
23 Pero al rey de Ay lo prendieron vivo y lo condujeron ante Josué.
24 Cuando Israel acabó de matar a todos los habitantes de Ay en el
campo y en el desierto, hasta donde habían salido en su persecución,
y
todos ellos cayeron a filo de espada hasta no quedar uno, todo Israel volvió
a Ay y pasó a su población a filo de espada.
25 El total de los que cayeron aquel día, hombres y mujeres, fue
12.000, todos los habitantes de Ay.