23 Pero al rey de Ay lo prendieron vivo y lo condujeron ante Josué.
24 Cuando Israel acabó de matar a todos los habitantes de Ay en el
campo y en el desierto, hasta donde habían salido en su persecución,
y
todos ellos cayeron a filo de espada hasta no quedar uno, todo Israel volvió
a Ay y pasó a su población a filo de espada.
25 El total de los que cayeron aquel día, hombres y mujeres, fue
12.000, todos los habitantes de Ay.
26 Josué no retiró la mano que tenía extendida con el dardo hasta que
consagró al anatema a todos los habitantes de Ay.
27 Israel se repartió solamente el ganado y los despojos de dicha
ciudad, según la orden que Yahveh había dado a Josué.
28 Josué incendió Ay y la convirtió para siempre en una ruina, en
desolación hasta el día de hoy.