Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

Juan 1, 17-37

17 Porque la Ley fue dada por medio de Moisés; la gracia y la verdad
nos han llegado por Jesucristo.

18 A Dios nadie le ha visto jamás: el Hijo único, que está en el seno
del Padre, él lo ha contado.

19 Y este fue el testimonio de Juan, cuando los judíos enviaron donde
él desde Jerusalén sacerdotes y levitas a preguntarle: «¿Quién eres tú?»

20 El confesó, y no negó; confesó: «Yo no soy el Cristo.»

21 Y le preguntaron: «¿Qué, pues? ¿Eres tú Elías?» El dijo: «No lo
soy.» - «¿Eres tú el profeta?» Respondió: «No.»

22 Entonces le dijeron: «¿Quién eres, pues, para que demos respuesta
a los que nos han enviado? ¿Qué dices de ti mismo?»

23 Dijo él: «Yo soy = voz del que clama en el desierto: Rectificad el
camino del Señor, = como dijo el profeta Isaías.»

24 Los enviados eran fariseos.

25 Y le preguntaron: «¿Por qué, pues, bautizas, si no eres tú el Cristo
ni Elías ni el profeta?»

26 Juan les respondió: «Yo bautizo con agua, pero en medio de
vosotros está uno a quien no conocéis,

27 que viene detrás de mí, a quien yo no soy digno de desatarle la
correa de su sandalia.»

28 Esto ocurrió en Betania, al otro lado del Jordán, donde estaba Juan
bautizando.

29 Al día siguiente ve a Jesús venir hacia él y dice: «He ahí el Cordero
de Dios, que quita el pecado del mundo.


30 Este es por quien yo dije: Detrás de mí viene un hombre, que se ha
puesto delante de mí, porque existía antes que yo.

31 Y yo no le conocía, pero he venido a bautizar en agua para que él
sea manifestado a Israel.»

32 Y Juan dio testimonio diciendo: «He visto al Espíritu que bajaba
como una paloma del cielo y se quedaba sobre él.

33 Y yo no le conocía pero el que me envió a bautizar con agua, me
dijo: “Aquel sobre quien veas que baja el Espíritu y se queda sobre él, ése
es el que bautiza con Espíritu Santo.”

34 Y yo le he visto y doy testimonio de que éste es el Elegido de
Dios.»

35 Al día siguiente, Juan se encontraba de nuevo allí con dos de sus
discípulos.

36 Fijándose en Jesús que pasaba, dice: «He ahí el Cordero de Dios.»
37 Los dos discípulos le oyeron hablar así y siguieron a Jesús.