Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

Juan 11, 30-42

30 Jesús todavía no había llegado al pueblo; sino que seguía en el

lugar donde Marta lo había encontrado.

31 Los judíos que estaban con María en casa consolándola, al ver que
se levantaba rápidamente y salía, la siguieron pensando que iba al sepulcro
para llorar allí.

32 Cuando María llegó donde estaba Jesús, al verle, cayó a sus pies y
le dijo: «Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto.»

33 Viéndola llorar Jesús y que también lloraban los judíos que la
acompañaban, se conmovió interiormente, se turbó

34 y dijo: «¿Dónde lo habéis puesto?» Le responden: «Señor, ven y lo
verás.»

35 Jesús se echó a llorar.

36 Los judíos entonces decían: «Mirad cómo le quería.»


37 Pero algunos de ellos dijeron: «Este, que abrió los ojos del ciego,

¿no podía haber hecho que éste no muriera?»

38 Entonces Jesús se conmovió de nuevo en su interior y fue al
sepulcro. Era una cueva, y tenía puesta encima una piedra.

39 Dice Jesús: «Quitad la piedra.» Le responde Marta, la hermana del
muerto: «Señor, ya huele; es el cuarto día.»

40 Le dice Jesús: «¿No te he dicho que, si crees, verás la gloria
de
Dios?»

41 Quitaron, pues, la piedra. Entonces Jesús levantó los ojos a lo alto
y dijo: «Padre, te doy gracias por haberme escuchado.

42 Ya sabía yo que tú siempre me escuchas; pero lo he dicho por estos
que me rodean, para que crean que tú me has enviado.»