...la Biblia de Jerusalén
Juan 11, 37-45
37 Pero algunos de ellos dijeron: «Este, que abrió los ojos del ciego,
¿no podía haber hecho que éste no muriera?»
38 Entonces Jesús se conmovió de nuevo en su interior y fue al
sepulcro. Era una cueva, y tenía puesta encima una piedra.
39 Dice Jesús: «Quitad la piedra.» Le responde Marta, la hermana del
muerto: «Señor, ya huele; es el cuarto día.»
40 Le dice Jesús: «¿No te he dicho que, si crees, verás la gloria
de
Dios?»
41 Quitaron, pues, la piedra. Entonces Jesús levantó los ojos a lo alto
y dijo: «Padre, te doy gracias por haberme escuchado.
42 Ya sabía yo que tú siempre me escuchas; pero lo he dicho por estos
que me rodean, para que crean que tú me has enviado.»
43 Dicho esto, gritó con fuerte voz: «¡Lázaro, sal fuera!»
44 Y salió el muerto, atado de pies y manos con vendas y envuelto el
rostro en un sudario. Jesús les dice: «Desatadlo y dejadle andar.»
45 Muchos de los judíos que habían venido a casa de María, viendo lo
que había hecho, creyeron en él.