Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

Juan 12, 2-33

2 Le dieron allí una cena. Marta servía y Lázaro era uno de los que
estaban con él a la mesa.

3 Entonces María, tomando una libra de perfume de nardo puro, muy
caro, ungió los pies de Jesús y los secó con sus cabellos. Y la casa se llenó
del olor del perfume.

4 Dice Judas Iscariote, uno de los discípulos, el que lo había de
entregar:

5 «¿Por qué no se ha vendido este perfume por trescientos denarios y
se ha dado a los pobres?»

6 Pero no decía esto porque le preocuparan los pobres, sino porque era
ladrón, y como tenía la bolsa, se llevaba lo que echaban en ella.

7 Jesús dijo: «Déjala, que lo guarde para el día de mi sepultura.

8 Porque pobres siempre tendréis con vosotros; pero a mí no siempre
tendréis.»

9 Gran número de judíos supieron que Jesús estaba allí y fueron, no
sólo por Jesús, sino también por ver a Lázaro, a quien había resucitado de
entre los muertos.

10 Los sumos sacerdotes decidieron dar muerte también a Lázaro,
11 porque a causa de él muchos judíos se les iban y creían en Jesús.

12 Al día siguiente, al enterarse la numerosa muchedumbre que había
llegado para la fiesta, de que Jesús se dirigía a Jerusalén,

13 tomaron ramas de palmera y salieron a su encuentro gritando: = «¡
Hosanna! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor, = y el Rey de Israel!»
14 Jesús, habiendo encontrado un borriquillo, se montó en él, según

está escrito:

15 = No temas, hija de Sión; mira que viene tu Rey montado en un
pollino de asna. =

16 Esto no lo comprendieron sus discípulos de momento; pero cuando
Jesús fue glorificado, cayeron en la cuenta de que esto estaba escrito sobre
él, y que era lo que le habían hecho.

17 La gente que estaba con él cuando llamó a Lázaro de la tumba y le
resucitó de entre los muertos, daba testimonio.

18 Por eso también salió la gente a su encuentro, porque habían oído
que él había realizado aquella señal.

19 Entonces los fariseos se dijeron entre sí: «¿Veis cómo no adelantáis
nada?, todo el mundo se ha ido tras él.»

20 Había algunos griegos de los que subían a adorar en la fiesta.

21 Estos se dirigieron a Felipe, el de Betsaida de Galilea, y le rogaron:

«Señor, queremos ver a Jesús.»

22 Felipe fue a decírselo a Andrés; Andrés y Felipe fueron a decírselo
a Jesús.

23 Jesús les respondió: «Ha llegado la hora de que sea glorificado el
Hijo de hombre.

24 En verdad, en verdad os digo: si el grano de trigo no cae en tierra y
muere, queda él solo; pero si muere, da mucho fruto.


25 El que ama su vida, la pierde; y el que odia su vida en este mundo,
la guardará para una vida eterna.

26 Si alguno me sirve, que me siga, y donde yo esté, allí estará
también mi servidor. Si alguno me sirve, el Padre le honrará.

27 Ahora mi alma está turbada. Y ¿que voy a decir? ¡Padre, líbrame
de esta hora! Pero ¡si he llegado a esta hora para esto!

28 Padre, glorifica tu Nombre.» Vino entonces una voz del cielo: «Le
he glorificado y de nuevo le glorificaré.»

29 La gente que estaba allí y lo oyó decía que había sido un trueno.

Otros decían: «Le ha hablado un ángel.»

30 Jesús respondió: «No ha venido esta voz por mí, sino por vosotros.
31 Ahora es el juicio de este mundo; ahora el Príncipe de este mundo

será echado fuera.

32 Y yo cuando sea levando de la tierra, atraeré a todos hacia mí.»
33 Decía esto para significar de qué muerte iba a morir.