10 ¿No crees que yo estoy en el Padre y el Padre está en mí? Las
palabras que os digo, no las digo por mi cuenta; el Padre que permanece en
mí es el que realiza las obras.
11 Creedme: yo estoy en el Padre y el Padre está en mí. Al menos,
creedlo por las obras.
12 En verdad, en verdad os digo: el que crea en mí, hará él también las
obras que yo hago, y hará mayores aún, porque yo voy al Padre.
13 Y todo lo que pidáis en mi nombre, yo lo haré, para que el Padre
sea glorificado en el Hijo.
14 Si me pedís algo en mi nombre, yo lo haré.
15 Si me amáis, guardaréis mis mandamientos;
16 y yo pediré al Padre y os dará otro Paráclito, para que esté
con
vosotros para siempre,
17 el Espíritu de la verdad, a quien el mundo no puede recibir, porque
no le ve ni le conoce. Pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros.
18 No os dejaré huérfanos: volveré a vosotros.
19 Dentro de poco el mundo ya no me verá, pero vosotros si me
veréis, porque yo vivo y también vosotros viviréis.
20 Aquel día comprenderéis que yo estoy en mi Padre y vosotros en
mí y yo en vosotros.
21 El que tiene mis mandamientos y los guarda, ése es el que me ama;
y el que me ame, será amado de mi Padre; y yo le amaré y me manifestaré a
él.»
22 Le dice Judas - no el Iscariote -: «Señor, ¿qué pasa para que
te
vayas a manifestar a nosotros y no al mundo?»
23 Jesús le respondió: «Si alguno me ama, guardará mi Palabra, y mi
Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada en él.
24 El que no me ama no guarda mis palabras. Y la palabra que
escucháis no es mía, sino del Padre que me ha enviado.
25 Os he dicho estas cosas estando entre vosotros.
26 Pero el Paráclito, el Espíritu Santo, que el Padre enviará en mi
nombre, os lo enseñará todo y os recordará todo lo que yo os he dicho.