Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

Juan 18, 7-25

7 Les preguntó de nuevo: «¿A quién buscáis?» Le contestaron: «A
Jesús el Nazareno».

8 Respondió Jesús: «Ya os he dicho que yo soy; así que si me buscáis
a mí, dejad marchar a éstos.»

9 Así se cumpliría lo que había dicho: «De los que me has dado, no he
perdido a ninguno.»

10 Entonces Simón Pedro, que llevaba una espada, la sacó e hirió al
siervo del Sumo Sacerdote, y le cortó la oreja derecha. El siervo se llamaba
Malco.

11 Jesús dijo a Pedro: «Vuelve la espada a la vaina. La copa que me
ha dado el Padre, ¿no la voy a beber?»

12 Entonces la cohorte, el tribuno y los guardias de los judíos
prendieron a Jesús, le ataron

13 y le llevaron primero a casa de Anás, pues era suero de Caifás, el
Sumo Sacerdote de aquel año.

14 Caifás era el que aconsejó a los judíos que convenía que muriera un
solo hombre por el pueblo.


15 Seguían a Jesús Simón Pedro y otro discípulo. Este discípulo era
conocido del Sumo Sacerdote y entró con Jesús en el atrio del Sumo
Sacerdote,

16 mientras Pedro se quedaba fuera, junto a la puerta. Entonces salió
el otro discípulo, el conocido del Sumo Sacerdote, habló a la portera e hizo
pasar a Pedro.

17 La muchacha portera dice a Pedro: «¿No eres tú también de los
discípulos de ese hombre?» Dice él: «No lo soy.»

18 Los siervos y los guardias tenían unas brasas encendidas porque
hacía frío, y se calentaban. También Pedro estaba con ellos calentándose.

19 El Sumo Sacerdote interrogó a Jesús sobre sus discípulos y su
doctrina.

20 Jesús le respondió: «He hablado abiertamente ante todo el mundo;
he enseñado siempre en la sinagoga y en el Templo, donde se reúnen todos
los judíos, y no he hablado nada a ocultas.

21 ¿Por qué me preguntas? Pregunta a los que me han oído lo que les
he hablado; ellos saben lo que he dicho.»

22 Apenas dijo esto, uno de los guardias que allí estaba, dio una
bofetada a Jesús, diciendo: «¿Así contestas al Sumo Sacerdote?»

23 Jesús le respondió: «Si he hablado mal, declara lo que está mal;
pero si he hablado bien, ¿por qué me pegas?»

24 Anás entonces le envió atado al Sumo Sacerdote Caifás.

25 Estaba allí Simón Pedro calentándose y le dijeron: «¿No eres tú
también de sus discípulos?» El lo negó diciendo: «No lo soy.»