Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

Juan 19, 11-30

11 Respondió Jesús: «No tendrías contra mí ningún poder, si no se te
hubiera dado de arriba; por eso, el que me ha entregado a ti tiene mayor
pecado.»

12 Desde entonces Pilato trataba de librarle. Pero los judíos gritaron:

«Si sueltas a ése, no eres amigo del César; todo el que se hace
rey se
enfrenta al César.»

13 Al oír Pilato estas palabras, hizo salir a Jesús y se sentó en
el
tribunal, en el lugar llamado Enlosado, en hebreo Gabbatá.

14 Era el día de la Preparación de la Pascua, hacia la hora sexta. Dice
Pilato a los judíos: «Aquí tenéis a vuestro Rey.»


15 Ellos gritaron: «¡Fuera, fuera! ¡Crucifícale!» Les dice Pilato: «¿A
vuestro Rey voy a crucificar?» Replicaron los sumos sacerdotes: «No
tenemos más rey que el César.»

16 Entonces se lo entregó para que fuera crucificado. Tomaron, pues,
a Jesús,

17 y él cargando con su cruz, salió hacia el lugar llamado Calvario,
que en hebreo se llama Gólgota,

18 y allí le crucificaron y con él a otros dos, uno a cada lado, y Jesús
en medio.

19 Pilato redactó también una inscripción y la puso sobre la cruz. Lo
escrito era: «Jesús el Nazareno, el Rey de los judíos.»

20 Esta inscripción la leyeron muchos judíos, porque el lugar donde
había sido crucificado Jesús estaba cerca de la ciudad; y estaba escrita en
hebreo, latín y griego.

21 Los sumos sacerdotes de los judíos dijeron a Pilato: «No escribas:
“El Rey de los judíos”, sino: “Este ha dicho: Yo soy Rey de los judíos”.»

22 Pilato respondió: «Lo que he escrito, lo he escrito.»

23 Los soldados, después que crucificaron a Jesús, tomaron sus
vestidos, con los que hicieron cuatro lotes, un lote para cada soldado, y la
túnica. La túnica era sin costura, tejida de una pieza de arriba abajo.

24 Por eso se dijeron: «No la rompamos; sino echemos a suertes a ver
a quién le toca.» Para que se cumpliera la Escritura: = Se han repartido mis
vestidos, han echado a suertes mi túnica. = Y esto es lo que
hicieron los
soldados.

25 Junto a la cruz de Jesús estaban su madre y la hermana de su
madre, María, mujer de Clopás, y María Magdalena.

26 Jesús, viendo a su madre y junto a ella al discípulo a quien amaba,
dice a su madre: «Mujer, ahí tienes a tu hijo.»

27 Luego dice al discípulo: «Ahí tienes a tu madre.» Y desde aquella
hora el discípulo la acogió en su casa.

28 Después de esto, sabiendo Jesús que ya todo estaba cumplido, para
que se cumpliera la Escritura, dice: = «Tengo sed.» =

29 Había allí una vasija llena de vinagre. Sujetaron a una rama de
hisopo una esponja empapada en vinagre y se la acercaron a la boca.

30 Cuando tomó Jesús el vinagre, dijo: «Todo está cumplido.» E
inclinando la cabeza entregó el espíritu.