3 En ellos yacía una multitud de enfermos, ciegos, cojos, paralíticos,
esperando la agitación del agua.
4 Porque el Ángel del Señor bajaba de tiempo en tiempo a la piscina y
agitaba el agua; y el primero que se metía después de la agitación del agua,
quedaba curado de cualquier mal que tuviera.