22 Sus padres decían esto por miedo por los judíos, pues los judíos se
habían puesto ya de acuerdo en que, si alguno le reconocía como Cristo,
quedara excluido de la sinagoga.
23 Por eso dijeron sus padres: «Edad tiene; preguntádselo a él.»
24 Le llamaron por segunda vez al hombre que había sido ciego y le
dijeron: «Da gloria a Dios. Nosotros sabemos que ese hombre es un
pecador.»
25 Les respondió: «Si es un pecador, no lo sé. Sólo sé una cosa: que
era ciego y ahora veo.»
26 Le dijeron entonces: «¿Qué hizo contigo? ¿Cómo te abrió los
ojos?»
27 El replicó: «Os lo he dicho ya, y no me habéis escuchado. ¿Por qué
queréis oírlo otra vez? ¿Es qué queréis también vosotros haceros discípulos
suyos?»
28 Ellos le llenaron de injurias y le dijeron: «Tú eres discípulo de ese
hombre; nosotros somos discípulos de Moisés.