25 Les respondió: «Si es un pecador, no lo sé. Sólo sé una cosa: que
era ciego y ahora veo.»
26 Le dijeron entonces: «¿Qué hizo contigo? ¿Cómo te abrió los
ojos?»
27 El replicó: «Os lo he dicho ya, y no me habéis escuchado. ¿Por qué
queréis oírlo otra vez? ¿Es qué queréis también vosotros haceros discípulos
suyos?»
28 Ellos le llenaron de injurias y le dijeron: «Tú eres discípulo de ese
hombre; nosotros somos discípulos de Moisés.
29 Nosotros sabemos que a Moisés le habló Dios; pero ése no
sabemos de dónde es.»
30 El hombre les respondió: «Eso es lo extraño: que vosotros no
sepáis de dónde es y que me haya abierto a mí los ojos.