7 Cuando vieron a Judit con el rostro transformado y mudada de
vestidos, se quedaron maravillados de su extremada hermosura y le dijeron:
8 «¡Que el Dios de nuestros padres te haga alcanzar favor y dé
cumplimiento a tus designios, para gloria de los hijos de Israel y exaltación
de Jerusalén!»
9 Ella adoró a Dios y les dijo: «Mandad que me abran la puerta de la
ciudad para que vaya a poner por obra los deseos de que me habéis
hablado.» Ellos mandaron a los jóvenes que le abrieran, tal como lo pedía.
10 Así lo hicieron ellos, y salió Judit con su sierva. Los hombres de la
ciudad la siguieron con la mirada mientras descendía por la ladera, hasta
que llegó al valle; y allí la perdieron de vista.
11 Avanzaron ellas a derecho por el valle, hasta que le salió al
encuentro una avanzada de los asirios,
12 que la detuvieron y preguntaron: «¿Quién eres? ¿De dónde vienes?
¿A dónde vas?» Ella respondió: «Hija de hebreos soy y huyo de ellos,
porque están a punto de ser devorados por vosotros.