3 Holofernes le dijo: «Cuando se te acaben las cosas que tienes, ¿de
dónde podremos traerte otras iguales? Porque no hay nadie de los
tuyos
con nosotros.»
4 Respondió Judit: «Por tu vida, mi señor; que, antes que tu sierva
haya consumido lo que traje, cumplirá el Señor, por mi
mano, sus
designios.»
5 Los siervos de Holofernes la condujeron a la tienda, y ella durmió
hasta media noche. Al acercarse la vigilia de la aurora, se levantó,
6 y envió a decir a Holofernes: «Ordene mi señor que se dé a tu sierva
permiso para salir a orar.»
7 Holofernes ordenó a su escolta que no se lo impidieran. Judit
permaneció tres días en el campamento. Cada noche se dirigía hacia
el
barranco de Betulia y se lavaba en la fuente donde estaba el puesto
de
guardia.
8 A su regreso, suplicaba al Señor, Dios de Israel, que diese buen fin
a sus proyectos para exaltación de los hijos de su pueblo.
9 Y, ya purificada, entraba en la tienda y allí permanecía hasta que le
traían su comida de la tarde.
10 Al cuarto día, dio Holofernes un banquete exclusivamente para sus
oficiales; no invitó a ninguno de los encargados de los servicios.
11 Dijo, pues, a Bagoas, el eunuco que tenía al frente de sus
negocios: «Trata de persuadir a esa mujer hebrea que tienes contigo,
que
venga a comer y beber con nosotros.
12 Sería una vergüenza para nosotros que dejáramos marchar a tal
mujer sin habernos entretenido con ella. Si no somos capaces de atraerla,
luego hará burla de nosotros.»
13 Salió Bagoas de la presencia de Holofernes, entró en la tienda de
Judit y dijo: «Que esta bella esclava no se niegue a venir donde mi señor,
para ser honrada en su presencia, para beber vino alegremente con nosotros
y ser, en esta ocasión, como una de las hijas de los asirios que viven en el
palacio de Nabucodonosor.»