11 Judit gritó desde lejos a los centinelas de las puertas: «¡Abrid,
abrid la puerta! El Señor, nuestro Dios, está con nosotros para hacer todavía
hazañas en Israel y mostrar su poder contra nuestros enemigos, como lo ha
hecho hoy mismo.»
12 Cuando los hombres de la ciudad oyeron su voz, se apresuraron a
bajar a la puerta y llamaron a los ancianos.