Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

Judit 16, 11-25

11 Entonces clamaron mis humildes, y ellos temieron; clamaron mis
débiles y ellos quedaron aterrados; alzaron su voz éstos, y ellos se dieron a
la fuga.

12 Hijos de jovenzuelas los asaetearon, como a hijos de desertores los
hirieron, perdieron en la batalla contra mi Señor.

13 Cantaré a mi Dios un cantar nuevo: «¡Tú eres grande, Señor, eres
glorioso, admirable en poder e insuperable!»

14 Sírvante a ti las criaturas todas, pues hablaste tú y fueron hechas,
enviaste tu espíritu y las hizo, y nadie puede resitir tu voz.

15 Pues los montes, desde sus cimientos, serán sacudidos con las
aguas; las rocas en tu presencia se fundirán como cera; pero con aquellos
que te temen, te muestras tú siempre propicio.

16 Porque es muy poca cosa todo sacrificio de calmante aroma, y
apenas es nada la grasa para serte ofrecida en holocausto. Mas quien teme
al Señor será grande para siempre.

17 ¡Ay de las naciones que se alzan contra mi raza! El Señor
Omnipotente les dará el castigo en el día del juicio. Entregará sus cuerpos al
fuego y a los gusanos, y gemirán en dolor eternamente.

18 Cuando llegaron a Jerusalén, adoraron a Dios, y una vez
purificado el pueblo, ofrecieron sus holocaustos, sus ofrendas voluntarias y
sus regalos.

19 Judit ofreció todo el mobiliario de Holofernes, que el pueblo le
había concedido, y entregó a Dios en anatema las colgaduras que ella
misma había tomado del dormitorio de Holofernes.

20 Durante tres meses permaneció el pueblo en Jerusalén, celebrando
festejos delante de santuario. También Judit estaba presente.

21 Pasados aquellos días, se volvió cada uno a su heredad. Judit
regresó a Betulia, donde vivió disfrutando de su hacienda; fue en su tiempo
muy famosa en toda aquella tierra.

22 Muchos la pretendieron, pero ella no tuvo relaciones con ningún
hombre en toda su vida, desde que su marido Manasés murió y fue a
reunirse con su pueblo.

23 Vivió hasta la avanzada edad de 105 años, transcurriendo su
ancianidad en casa de su marido. A su sierva le concedió la libertad. Murió
en Betulia y fue sepultada en la caverna de su marido Manasés.


24 La casa de Israel la lloró durante siete días. Antes de morir,
distribuyó su hacienda entre los parientes de su marido Manasés y entre sus
propios parientes.

25 Nadie ya atemorizó a los israelitas mientras vivió Judit, ni en
mucho tiempo después de su muerte.