2 Porque el Señor es un Dios quebrantador de guerras, porque en sus
campos, en medio de su pueblo me arrancó de la mano de
mis
perseguidores.
3 Vinieron los asirios de los montes del norte, vinieron con tropa
innumerable; su muchedumbre obstruía los torrentes, y sus caballos cubrían
las colinas.
4 Hablaba de incendiar mis tierras, de pasar mis jóvenes a espada, de
estrellar contra el suelo a los lactantes, de entregar como botín a mis niños y
de dar como presa a mi doncellas.
5 El Señor Omnipotente por mano de mujer los anuló.