21 Pasados aquellos días, se volvió cada uno a su heredad. Judit
regresó a Betulia, donde vivió disfrutando de su hacienda; fue en su tiempo
muy famosa en toda aquella tierra.
22 Muchos la pretendieron, pero ella no tuvo relaciones con ningún
hombre en toda su vida, desde que su marido Manasés murió y fue a
reunirse con su pueblo.
23 Vivió hasta la avanzada edad de 105 años, transcurriendo su
ancianidad en casa de su marido. A su sierva le concedió la libertad. Murió
en Betulia y fue sepultada en la caverna de su marido Manasés.
24 La casa de Israel la lloró durante siete días. Antes de morir,
distribuyó su hacienda entre los parientes de su marido Manasés y entre sus
propios parientes.
25 Nadie ya atemorizó a los israelitas mientras vivió Judit, ni en
mucho tiempo después de su muerte.