2 Convocó a todos sus ministros y a todos sus magnates y expuso
ante ellos su secreto designio, decidiendo con su propia boca la
total
desgracia de aquella tierra.
3 Y ellos sentenciaron que debía ser destruida toda carne que no
había escuchado las palabras de su boca.
4 Acabado el consejo, Nabucodonosor, rey de Asiria, llamó a
Holofernes, jefe supremo del ejército y segundo suyo, y le dijo:
5 «Así dice el gran rey, señor de toda la tierra: Parte de junto a mí.
Toma contigo hombres de valor probado, unos 120.000 infantes y una gran
cantidad de caballos, con 12.000 jinetes;
6 marcha contra toda la tierra de occidente, pues no escucharon las
palabras de mi boca.
7 Ordénales que pongan a tu disposición tierra y agua, porque partiré
airado contra ellos y cubriré toda la superficie de la tierra con los pies de
mis soldados, a los que entregaré el país como botín.
8 Sus heridos llenarán sus barrancos; sus ríos y torrentes, repletos
todos de cadáveres, se desbordarán;
9 y los deportaré hasta los confines de la tierra.