5 «Así dice el gran rey, señor de toda la tierra: Parte de junto a mí.
Toma contigo hombres de valor probado, unos 120.000 infantes y una gran
cantidad de caballos, con 12.000 jinetes;
6 marcha contra toda la tierra de occidente, pues no escucharon las
palabras de mi boca.
7 Ordénales que pongan a tu disposición tierra y agua, porque partiré
airado contra ellos y cubriré toda la superficie de la tierra con los pies de
mis soldados, a los que entregaré el país como botín.
8 Sus heridos llenarán sus barrancos; sus ríos y torrentes, repletos
todos de cadáveres, se desbordarán;
9 y los deportaré hasta los confines de la tierra.
10 Parte, pues, y comienza por apoderarte de su territorio. Si se
rinden a ti, resérvamelos para el día de su vergüenza.
11 Pero que no perdone tu ojo a los rebeldes. Entrégalos a la muerte y
al saqueo en todo el país conquistado.
12 Porque, por mi vida y por el poderío de mi reino, como lo he
dicho, lo cumpliré por mi propia mano.
13 Por tu parte, no traspases ni una sola de las órdenes de tu señor; las
cumplirás estrictamente, sin tardanza, tal como te lo he mandado.»
14 En saliendo Holofernes de la presencia de su señor, convocó a
todos los príncipes, jefes y capitanes del ejército asirio,
15 y eligió a los hombres más selectos para la guerra, como lo había
ordenado su señor: unos 120.000 hombres, más 12.000 arqueros a caballo,
16 y los puso en orden de combate, como se ordena una multitud para
la batalla.
17 Tomó una gran cantidad de camellos, asnos y mulas para el
bagage e incontable número de ovejas, bueyes y cabras para
el
avituallamiento;
18 provisiones abundantes para cada hombre y muchísimo oro y plata
de la casa real.
19 Se puso luego Holofernes en camino con todo su ejército para
preceder al rey Nabucodonosor y para cubrir toda la superficie de la tierra
de occidente con sus carros, sus caballos y sus mejores infantes.
20 Se les agregó una multitud tan numerosa como la langosta y como
la arena de la tierra, que les seguía en tan gran número que no
se podía
calcular.
21 Se alejaron de Nínive tres jornadas de camino hasta la llanura de
Bektilez, y acamparon junto a Bektilez, cerca del monte que está a
la
izquierda de la Cilicia superior.
22 Tomó todo su ejército, infantes, jinetes y carros, y partió de allí
hacia la montaña.
23 Desbarató a Put y Lud, devastó a todos los hijos de Rassis y a los
hijos de Ismael que están al borde del desierto, al sur de Jeleón,
24 atravesó el Eufrates, recorrió Mesopotamia, arrasó todas las
ciudades altas que dominan el torrente Abroná y llegó hasta el mar.
25 Se apoderó del territorio de Cilicia y, derrotando a cuantos se le
oponían, alcanzó la frontera de Jafet por el sur, frente a Arabia.
26 Cercó a todos los madianitas, incendió sus tiendas y saqueó sus
aduares;
27 descendió hacia la llanura de Damasco, al tiempo de la siega del
trigo, incendió todos sus cultivos, exterminó sus rebaños de ovejas
y
bueyes, saqueó sus ciudades, devastó sus campos y pasó a cuchillo a todos
sus jóvenes.
28 Temor y espanto de él cayó sobre todos los habitantes del litoral.
Los de Sidón y Tiro, los habitantes de Sur y Okina, los de Yamnia, Azoto y
Ascalón temblaron ante él.