8 Sus heridos llenarán sus barrancos; sus ríos y torrentes, repletos
todos de cadáveres, se desbordarán;
9 y los deportaré hasta los confines de la tierra.
10 Parte, pues, y comienza por apoderarte de su territorio. Si se
rinden a ti, resérvamelos para el día de su vergüenza.
11 Pero que no perdone tu ojo a los rebeldes. Entrégalos a la muerte y
al saqueo en todo el país conquistado.
12 Porque, por mi vida y por el poderío de mi reino, como lo he
dicho, lo cumpliré por mi propia mano.
13 Por tu parte, no traspases ni una sola de las órdenes de tu señor; las
cumplirás estrictamente, sin tardanza, tal como te lo he mandado.»
14 En saliendo Holofernes de la presencia de su señor, convocó a
todos los príncipes, jefes y capitanes del ejército asirio,
15 y eligió a los hombres más selectos para la guerra, como lo había
ordenado su señor: unos 120.000 hombres, más 12.000 arqueros a caballo,
16 y los puso en orden de combate, como se ordena una multitud para
la batalla.
17 Tomó una gran cantidad de camellos, asnos y mulas para el
bagage e incontable número de ovejas, bueyes y cabras para
el
avituallamiento;
18 provisiones abundantes para cada hombre y muchísimo oro y plata
de la casa real.
19 Se puso luego Holofernes en camino con todo su ejército para
preceder al rey Nabucodonosor y para cubrir toda la superficie de la tierra
de occidente con sus carros, sus caballos y sus mejores infantes.