18 Entonces el pueblo se postró, adoró a Dios y clamó:
19 «Señor, Dios del cielo, mira su soberbia, compadécete de la
humillación de nuestra raza y mira con piedad el rostro de los que te están
consagrados».
20 Después dieron ánimos a Ajior y le felicitaron calurosamente,
21 y a la salida de la asamblea, Ozías le condujo a su propia casa y
ofreció un banquete a los ancianos. Y estuvieron invocando la ayuda
del
Dios de Israel durante toda la noche.