29 Y toda la asamblea, a una, prorrumpió en gran llanto y clamaron, a
grandes voces, al Señor Dios.
30 Ozías les dijo: «Tened confianza, hermanos; resistamos aún cinco
días, y en este tiempo el Señor Dios nuestro volverá su compasión
hacia
nosotros, porque no nos ha de abandonar por siempre.
31 Pero si pasan estos días sin recibir ayuda cumpliré vuestros
deseos.»
32 Y despidió a la gente, cada cual a su puesto. Los hombres fueron a
las murallas y torres de la ciudad, y a las mujeres y niños los enviaron a
casa. Había en la ciudad un gran abatimiento.