15 Si no quiere socorrernos en el plazo de cinco días, tiene poder para
protegernos en cualquier otro momento, como lo tiene para aniquilarnos en
presencia de nuestros enemigos.
16 Pero vosotros no exijáis garantías a los designios del Señor nuestro
Dios, porque Dios no se somete a las amenazas, como un hombre, ni se le
marca, como a un hijo de hombre, una línea de conducta.
17 Pidámosle más bien que nos socorra, mientras esperamos
confiadamente que nos salve. Y él escuchará nuestra súplica, si le
place
hacerlo.
18 «Verdad es que no hay en nuestro tiempo ni en nuestros días tribu,
familia, pueblo o ciudad de las nuestras que se postre ante dioses
hechos
por mano de hombre, como sucedió en otros tiempos,
19 en castigo de lo cual fueron nuestros padres entregados a la espada
y al saqueo, y sucumbieron desastradamente ante sus enemigos.
20 Pero nosotros no conocemos otro Dios que él, y en esto estriba
nuestra esperanza de que no nos mirará con desdén ni a nosotros
ni a
ninguno de nuestra raza.
21 «Porque si de hecho se apoderan de nosotros, caerá todo Judea;
nuestro santuario será saqueado y nosotros tendremos que responder de esta
profanación con nuestra propia sangre.